“Cuando te regalan un reloj,
te regalan un pequeño
infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire”Julio Cortázar
Pero el hombre y la mujer mordieron la manzana, mirándose a los ojos, disfrutaron de la textura ligeramente áspera, de la pulpa dulce y jugosa y fueron condenados a ser mortales. El tiempo-que es justo decirlo- no había probado ni una mísera cáscara del fruto prohibido fue funcional al castigo: lo encerraron en los relojes y, desde entonces, lo custodian con celo cronologías, calendarios, agendas, péndulos, alarmas y vibraciones digitales. Vive medido y no puede demorarse ni mucho menos detenerse. La sentencia lo obliga a repetirse como un autómata y a producir el sonido más trágico de la vida: tic-tac, tic-tac, tic-tac.
2 comentarios:
Muy buen microrrelato
La idea de un tiempo originario libre es original
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