Dossier de Poemas



Llueve en silencio, que esta lluvia es muda...

Llueve en silencio, que esta lluvia es muda
y no hace ruido sino con sosiego.
El cielo duerme. Cuando el alma es viuda
de algo que ignora, el sentimiento es ciego.
Llueve. De mí (de este que soy) reniego...

Tan dulce es esta lluvia de escuchar
(no parece de nubes) que parece
que no es lluvia, mas sólo un susurrar
que a sí mismo se olvida cuando crece.
Llueve. Nada apetece...

No pasa el viento, cielo no hay que sienta.
Llueve lejana e indistintamente,
como una cosa cierta que nos mienta,
como un deseo grande que nos miente.
Llueve. Nada en mí siente...

Fernando Pessoa



 Poema de José Antonio Cedrón


HOMENAJE A LAS LLUVIAS DEL VERANO

Yo empezaría hablando de Lluís Llach
mirándote la frente/ y seguiría diciendo
que tenés un lunar sobre tu cuello
“una mancha de sol” –me corregís–
y esto haría que lo pensáramos dos veces
sin dejar de mirarnos/ podrías encender
una lámpara azul y un Carmencita suave
y yo darte la mano y rozar tu collar
hecho de cuentas simples: vidrio, piedra, cordel.
Balbuceamos el día y ya pasaron horas/
Anderson girará por la tercera vez sin darnos cuenta
podrá llover, total, estamos en verano.
A la segunda taza de café
me detendré en los hombros y volveré a tus manos,
entonces distraerás tus ojos en los vidrios/
me dices de las flores que plantaste/ en la tierra nueva
del jardín/ seré torpe, tal vez, y no hablaré del agua/
recordaré un tranvía/ te contaré cómo eran mis zapatos/
nos cruzará una infancia por la espalda del patio/
me mostrarás la foto de tus padres/ leeremos una carta/
imitaré a mi tía/ sonreiremos.
Vos pondrás algún pueblo de Turquía en mi imaginación/
también alguna casa/ y pasearé en sus calles/ fugazmente
a tu lado/ te contaré qué fueron de mis últimos tiempos/
y vos de un barco griego de nombre impronunciable
donde viajaste un día en otra intimidad.
Veré que te descalzas sin llamar la atención/
y volveré de nuevo a tu lunar/ a tu “mancha de sol”/
a tu collar de cuentas/ sin dejar de mirarnos.
Harold Budd-Brian Eno nos cambiará el sonido levemente
ambos sabemos que esto lo hemos lo hemos oído juntos/
muchas veces/ pero entonces sin vernos (estábamos ausentes).
Después de “Steal Hawai” hablará un amor tuyo en el casete/
esta vez dejarás correr hasta el final el mensaje en la cinta:
sonríes tibiamente/ te acaricio la lágrima
que atravesó los vidrios/nos atará los labios su humedad/
besaremos temblando/nos daremos/ y pasarán los días.
Ahora tu perra juega con la mancha de sol que se aleja del día/
se asusta con las sombras/ mira seria a las moscas.
Te esperaré con cenas naturistas: calabazas al horno
verduras al gratén (“con poco aceite”)/ duraznos, piñas,
uvas con granola. Diría que seremos comúnmente domésticos también/
probaremos conductas: moverás un alfil desnudando mis torres/
arriesgarás la reina en todas las partidas
(su porvenir nos tiene sin cuidado)/
llegaremos a tablas la mayor de las veces.
Aprenderé tus ruidos meticulosamente como las religiones
(desconfiando de todo mandamiento)
la forma de pisar/ la inclinación que dejas en las sandalias/
qué miradas enseñan dónde empieza la noche.
Viajaremos seguido hasta la madrugada/ tus sábanas
son amplias/ confortable tu auto/ la arena de Casitas/
las palapas humildes del Pacífico Sur/ tu blusa en los caminos.
Tendremos ocurrencias recurrencias miradas clandestinas
complicidades varias/ caricias sol arena en los cabellos/
ojeras brillantes como espadas/ nunca promesas/
ni árbol navideño/ mucho menos tarjetas con trineo/
cortinas transparentes/naturalezas muertas/ bodegones/
ni muñecas sentadas “para adornar la cama”/
ni casa compartida/ sillas Luis XV/ guantes/ ni tampoco vejez.
Sabré dónde te alejas y porqué a instantes conocidos
y misteriosamente –como un ciego– pensaré en el futuro.
Oiré tus manos lejos improvisar la noche/
volverás con galletas y caramelos Brinnen
o mejor con tostadas y canela/
morderemos y el cuerpo se sentirá en el ruido/
diremos: es un lujo la noche que nos damos.
Esas mismas palabras nos van a despedir/
te irás a Barcelona/ y no publicaremos este adiós/
será una ceremonia sin editor ni amigos.
No nos veremos nunca/ nunca más/
haremos que la muerte jamás llegue a enterarnos/
y no seremos pérdida ni engaño.
Tu foto a contraluz se quedará mirando el mar
como los fuertes/ solamente las lluvias regresarán
cada año en el verano/ le mojarán la tierra a la memoria/
tu rostro será eterno/ irrompibles las cuentas del collar.

.........................Puebla, Pue., México

Fuente: Mis poetas contemporáneos










Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En ese sentido, el quehacer poético implicaría exorcisar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos.



Yo no se de pájaros, 
no conozco la historia del fuego. 
Pero creo que mi soledad debería tener alas.






Olga Orozco

Yo, Olga Orozco, desde tu corazón digo a todos que muero.  
Amé la soledad, la heroica perduración de toda fe,
el ocio donde crecen animales extraños y plantas fabulosas,  
la sombra de un gran tiempo que pasó entre misterios y entre alucinaciones,  
y también el pequeño temblor de las bujías en el anochecer.
Mi historia está en mis manos y en las manos con que   otros las tatuaron.
De mi estadía quedan las magias y los ritos,  
Unas fechas gastadas por el soplo de un despiadado amor,
La humareda distante de la casa donde nunca estuvimos,  
Y unos gestos dispersos entre los gestos de otros que no me conocieron.  
Lo demás aún se cumple en el olvido,
Aún labra la desdicha en el rostro de aquella que se buscaba en mí  
igual que en un espejo de sonrientes praderas,
y a la que tú verás extrañamente ajena:  
mi propia aparecida condenada a mi forma de este mundo. 





 Oliverio Girondo

"...Yo no tengo, ni deseo tener, sangre de estatua. Yo no aspiro a que babeen la tumba de lugares comunes, ya que lo único realmente interesante es el mecanismo de sentir y pensar. ¡Prueba de existencia!
Lo cotidiano, sin embargo, ¿no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo? Y cortar las amarras lógicas, ¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura? ¿Por qué no ser pueriles, ya que sentimos el cansancio de repetir los gestos de los que hace 70 siglos entán bajo la tierra? Y ¿cuál sería la razón de no admitir cualquier probabilidad de rejuvenecimiento? ¿No podríamos atricuirle, por ejemplo, todas las responsabilidades a un fetiche perfecto y omnisciente, y tener fe en la plegaria o en la blasfemia, en el albur de un aburrimiento paradisíaco o en la voluptuosidad de condenarnos? ¿Qué nos impediría usar de las virtudes y de los vicios como si fueran ropa limpia, convenir en que el amor no es un narcótico para el uso exclusivo de los imbéciles y ser capaces de pasar junto a la felicidad haciéndonos los distraídos?
Yo, al menos, en mi simpatía por lo contradictorio -sinónimo de vida- no renuncio ni a mi derecho de renunciar, y tiro mis Veinte poemas, como una piedra, sonriendo ante la inutilidad de mi gesto.

Oliverio Girondo
París, diciembre, 1922. 




 Juan Gelman

Costumbres

no es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos
y no morimos para morir
tenemos sed y
paciencias de animal


Poemas extraídos de A media Voz  


Arte Poética - Vicente Huidobro






Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema ;

Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.

El Poeta es un pequeño Dios.

De El espejo de Agua, 1916