viernes, diciembre 12, 2008

La pavada, Integrante: Bárbara Benitez, curso: Lunes de 17.30 a 19.30 hs



Bárbara Bañato se embarullaba con divagues y `pensaba en el trabajo de batallarle al vacío. Se castigaba por su vasallaje a los varones vampiros que la succionaban. Mientras ella se daba con valor; ellos escapaban y destrozaban su vanidad.
Por cábala visitaba el Bar-O-Bar y por boba ignoraba al de la barra que la alababa y le suplicaba que se abandonara a sus avances; los que ella rechazaba por pavadas.
Sin embargo, Bárbara reparaba que cuando él se le avalanzaba la miraba con devaneo y ya soñaba con la baraúnda salvaje que él guardaba para ella. Aceptaba que su bravata verbal la dejaba cautiva de sus desvaríos.
Bartolomé Ibarra la colmaba de abanicos balbuceantes que iban desvaneciendo abarrotadas negativas:
- Bajemos las barreras del balurdo y rebajemos a las trabas que nos batean. Vamos a
desbaratar la pavada de la cobardía y a valernos del cabal derrumbamiento de lo banal
para desbandarnos al alba en compulsiva cabalgata que barra las covachas de la
avaricia afectiva.

Y mientras así le hablaba, Bárbara se babeaba.

Escenario, Integrante: María del Carmen Cerezal, Curso: Martes de 17.30 a 19.30 hs

La humedad se palpa como una cortina pegajosa.
Hay ecos de ecos.
Miríadas de hilitos de agua que se deslizan por las paredes, las hacen brillar como la urdimbre preciosa de una tela principesca. Profundos arcos se repiten en un juego de espejos sin fin, que se sospecha coronan en una bóveda inhallable.
Es una boca enorme que bosteza infinito.
Rumorea agua que corre entre guijarros tenues hacia la entrada.
El aire, denso y umbroso se acidula por momentos, según lo lleva o trae la mínima marea interior.
Modestas luces golpean en las agujas calcáreas que se atreven desde el techo a reencontrarse con sus hermanas elevadas desde el llano, urdiendo una trama interrumpida.
Hay un algo de órgano catedralicio en ese ámbito, de útero sagrado, de corazón batiente a pesar suyo, de buey vencido por su destino.
Con el adiós del día, parece replegarse sobre si, como un gigantesco parpado que se cierra.

De escrituras - Integrante: Beatríz López Siritto - Curso: Martes de 17.30 a 19.30 hs


El escritor siente como un nudo en la garganta y en el pecho palabras que esperan salir a borbotones para expresar sus fantasías y llevar despaciosamente la mano hacia el papel vacío.
Espera ese momento de poder volcar todas las cosas que tiene adentro y desespera por poder transmitir todo lo que lo lleve a relacionarse con los demás.
El escritor a veces se siente solo y cuando alguien lee sus cosas se toma de las manos con sus semejantes formando una ronda redonda.

De ciudades invisibles, Integrante: Ruth Moguilner, Martes de 17.30 a 19.30 hs


La red colgaba mágicamente sin sostén. Desde la montaña que enfrentaba a esa ciudad, un grupo de turistas observaba, todos los días, los reflejos y espacios cambiantes, sacando fotos con sus espléndidas cámaras.
Una semana aparecían los alemanes, otra los japoneses, un día las amas de casa, otro los médicos cirujanos.
Finalmente llegaron los que estaban vestidos con armaduras de metales rarísimos. Uno de ellos dió un salto enorme, como de catapulta. Desde dentro de su traje emergieron patas gigantes de insecto que se apropiaron de la red, y, perforándola en parte, colocaron por la mañana racimos de huevos.
Se produjo un silencio interminable, y luego un murmullo que crecía, a medida que las larvas maduraban.

Bordes, Integrante: Silvia Noemí Fabiani


Los bordes de tu rostro,
límite entre la dicha y el infierno.
Laguna celeste, la diáfana mirada
que recorre mis campos,
los invade, perfora hasta los huesos
en alocado intento.
Los bordes de tu cuerpo,
ramificación del mío,
abismo alucinado,
que somete a mi alma,
absorbiendo mí sangre.
Los bordes de la puerta imaginaria
esa que nos conduce seductora
hacia un mundo espléndido,
sin sombras.
Volar como pájaros amantes
entre riscos y orillas,
desafiando al destino.
Disfrutar de los bordes de la vida,
sin registrar el tiempo,
dejar al corazón en libertad,
que fluya su mágico elixir .

La cucharita, integrante: Alicia Zarza - Curso: Martes de 14.30 a 16.30 hs





Estar frente a vos me pone nerviosa, pero más nerviosa me pone ver como golpeas la taza con la cucharita.
Esta cucharita que suena como una melodía para mis oídos. También hermoso es ver tus dedos mover esa cucharita, dedos tan finos y blancos, uñas tan cortas y limpias.
Ahora mis ojos se posan como mariposa en tu boca de labios rojos y carnosos, entre dientes la cucharita que mueves como esperando que yo hable. Pero mis palabras se fugaron y mis ojos siguen mirando la cucharita de acero que desearía ser para estar en tus tibias manos.

Breves cuentos cenicientos - Integrante: Gladis Argañaráz - Curso: martes de 14.30 a 16.30 hs.


I El zapallo

El zapallo quedó perplejo al terminar el hechizo que lo había transformado en carroza de Cenicienta. No se resignaba a volver a ese oscuro rincón en el huerto. Comenzó una ardua búsqueda de ayuda. Pensó en el Hada Madrina, a ver si ella podía hacer algo, pero no la encontró por ninguna parte. La casa estaba vacía sólo tropezó con una chiquilla desgreñada y con dos lauchas flacas que cuando lo vieron huyeron despavoridas.
La tristeza y el desconsuelo eran tan pero tan grandes que decidió acabar con su vida. Y ahí nomás sin titubear se arrojó al caldero de la sopa que estaba sobre el fogón.

II Las lauchas

Si el zapallo, antes de sucumbir a su depresión, hubiera pensado, que no era el único abatido por la desesperación, se hubiera enterado de muchas cosas.
Como les sucedió a otros integrantes del hechizo, los dos bellísimos corceles volvieron a ser lo que habían sido siempre: lauchas, ratoncitos. Y estaban conversando cuando, sorprendidas aún, vieron pasar, pálido, desencajado, al zapallo, que andaba preguntando por el Hada Madrina.
Che, Lau, ese no es…dijo Chita, en un susurro.
Si, sisi, es “la carroza”, le contestó Lau, en el mismo tono.
Y hay cosas que no duran mucho, ¿no?¿Te fijaste que dijo de nosotras? “dos lauchas flacas”, como si él fuera gran cosa.
No fue el quien lo dijo, fue el relator omnisciente.
¿Y tenés pensado que vamos a hacer nosotras? Seguro que Cenicienta se va con el príncipe, y quién nos va a dar de comer? Quedaremos a expensas del gato, seguro.
Bueno, si nos quedamos, dijo Lau, seremos comida para gato, por lo tanto, ¡a preparar las valijas!
Y como se lo habían propuesto, Chita y Laurito comenzaron a buscar trabajo, les costó un poco, pero un día leyeron un aviso que decía: “ Se necesita ratoncito con buena disposición y muy paciente para importante tarea con niños” . Y allá fueron.
Al principio sólo trabajó Chita, porque había poco trabajo, pero al poco tiempo ya había trabajo para los dos y lo hicieron tan pero tan bien que se independizaron. Hoy día es una gran Empresa Mundial donde trabajan todos sus descendientes y parientes, eso sí, tuvieron que cambiarse el nombre. Y por razones de la Economía y la Globalización, se denominan: Ratón Pérez y CIA.

Lugares comunes, Integrante: Adriana Páez Montero - Curso: Lunes de 17.30 a 19.30 hs


Estoy loca de atar! - gritó la soga
cuando la llevó el diablo
donde perdió el poncho.
La cuerda quiso cortar
por lo más sano al verse atada
de pies y manos
se consoló con
de poetas y locos
todos tenemos un poco.
Como la mentira tiene patas cortas
el que se quemó con leche
cuando ve una vaca llora
porque a buen entendedor
pocas palabras y más claro
échale agua.
El peor sordo es el perro
Del hortelano que mostró
La hilacha
Porque son las reglas del juego
Y a palabras necias oídos sordos
Cuando amanece más temprano
La pereza es la madre
De todos los vicios
Ya que de tal palo tal astilla
Y el saber no ocupa lugar
Porque el que ríe último
Es el hombre prevenido
Que vale por cuatro
Que ven más que dos
Mientras tanto
Los amores contrariados
La fuerza del destino
Las mieles del éxito
Las penas del purgatorio
La inocencia de los niños
La paz de los sepulcros
La palabra empeñada
El tren de la vida
El fragor de la batalla
El deber cumplido
La sangre en el ojo
La aguja en el pajar
La espina de la duda
Y sobre llovido mojado
Se fueron con la música
A otra parte
Para dar en la tecla
En el concierto de las naciones

Pues sarna con gusto no pica.
El as en la manga
Se fue al mazo
Y los peces de colores
El ruido y las nueces
El oro y el moro
La chancha y los veinte
El círculo vicioso
Las ilusiones perdidas
Y la sal de la vida que endulza
Las nieves del tiempo
Tiraron la casa por la ventana
Que fue a dar al barril sin fondo
De los lugares comunes.

Adriana Páez Montero