jueves, abril 14, 2011

Salvataje, Susana Tai Chi

La doctora creyó necesario hacer una frase entre el silencio de todos. La ocasión era propicia y a la doctora le gustaban mucho las frases. Miró alternativamente al enfermero, al chofer y al practicante, y dijo:
“Vean a qué cosas se aferran los seres humanos,”
Sentado en  la ambulancia el practicante sintió cuánto deseaba ir a su casa en Bragado, el campo donde había crecido .Una imagen de un día soleado recorriendo el camino de tierra con los perros saltando a su alrededor surgió en su memoria.
La doctora dijo:
A mi me encantaría un día al sol  leyendo sin horarios, en esta época que todavía no hace tanto calor.
El chófer imaginó un día sin autos  mientras trabajaba una mesa de madera que hacía rato había empezado y no encontraba momento para terminarla.
Casi llegaban al hospital cuándo el enfermero dijo:
Yo quisiera saber que todo va a estar bien .Una sombra empañaba el recuerdo de su mujer debilitada luego de una enfermedad con diagnóstico reservado.
Entraron  a la guardia y la doctora se fue a la sala de descanso.
Pensativa se cruzó con su amigo el traumatólogo que le preguntó en que pensaba.
Ella le dijo:
Si pudieras pedir cualquier cosa, ¿vos que desearías?
El traumatólogo casi sin pensar respondió:
A mi me encantaría tener terminada mi casa así podríamos disfrutar la pileta y el quincho, claro que necesitaría ganarme el loto. Se rió y le brillaron los ojos verdes.
Qué regalan, dijo el clínico mientras se servía un cortado.
Lo que vos quieras sólo tenés que decirlo en voz alta afirmó con entusiasmo sintiéndose generosa
¿Me vas a conceder cualquier deseo?
Sí, hoy es el día de todo es posible, solo hay que desearlo en voz alta.
Siendo así, yo deseo una novia hermosa que me quiera mucho y no me pida nada.
Quiero encontrarla contenta cada vez que llego a casa y darle lo mejor de mí.
Yo también quiero pedir dijo el dermatólogo.
Yo quiero irme de safari al África y luego una semanita a una isla del Caribe.
Y pensar que ya no me quedan vacaciones para tomarme agregó mientras comía una galletita de chocolate.
Una enfermera entró apurada buscando a la doctora, en la sala de espera estaba la mujer del señor que habían traído más temprano, no lograba entender que había sucedido.