Hemos visto muchas veces volarse un sombrero de una cabeza desprevenida y el ademán instintivo del dueño tratando de ganarle al viento su posesión. Pero varios sombreros cambiando de testa, bailando, sugiriendo ideas a cerebros adormilados o tímidos, ágiles, románticos, inspirados, cubiertos de rulos teñidos o flequillos lacios, de canas audaces o calvas lustrosas, fue muy divertido y original .Eso pasó en nuestro encuentro del lunes 7 de junio. Intercambiando sombreros danzaron nuestras ideas. Entre ideas y gestos aparecieron nuestros gustos, algunos eligieron ponerse el sombrero de otro o rechazaron el abrigado modelo de cosaco. Nuestra rubia compañera irrumpió con fuerza alentando a Argentina para el Mundial y confesando su pasión boquense. No es necesario que describa el modelo que lució ad hoc. El jefe-corrector del grupo se rebeló y no quiso despeinarse, no fue el único, pero se reveló como un buen imitador de un barra brava, aplausos merecidos. Bajo la influencia de dos modelos preciosos que trajeron Alicia y Ofelia, y que prestaron generosamente, el sol nos habló de vacaciones, una señora se transformó en gato, escuchamos historias, recuerdos y sueños, paseamos por paisajes ideales. Recordamos y tarareamos “el sombrero de ala ancha con que adorno mi cabeza...” canción alegre, canción de antaño, como nosotros. Delinearon con trazos invisibles algo de cada uno . Nos costó hacer que el gran Carlitos (no Tevez) cerrara el encuentro pero lo logramos. Y estuvo muy bien.
La Danza de los Sombreros nos permitió jugar con las palabras. Excelente para escritores. Y `aspirantes a´.
Aquí va, como epílogo a distancia, un ala voladora que se desprendió de mi cabeza, digo, de un sombrero. Se llama el juego del “si...”
Si vas a elegir un sombrero, cuidado, puede ser un objeto peligroso que siembre en tu mente virgen alguna idea no tan virgen. Y si tu mente no es pura y la idea tampoco, pues, qué divertido, que se junten lo podrido y lo tampoco.
Si querés escribir algo como una novela exitosa, y no se te ocurre ni cómo empezar, intentá conectarte con los muchos genios famosos que ya han partido para el más allá y pediles consejo. Eso sí, por favor no te mueras..Pero si no conocés ni recordás el nombre de algún autor de esos que llaman laureados, bueno entonces, podés probar comprándote un sombrero o pegándote un tiro.
Si le mandás a tu amada una poesía copiada de Gustavo Adolfo o de algún otro romántico, pensando que no se va a dar cuenta y “te cuelga la galleta” por un plagio estúpido, no vaciles, buscá una novia menos ilustrada y que no le importe vivir con un chorro intelectual. Si te ofende sacamos lo de intelectual.
Si a alguien he ayudado con estas ideas condicionales lo veremos. Debo confesar que las escribí sin sombrero. Se podrá acotar que lo único positivo de ellas es el `si condicional`, no afirma ni compromete. Acepto críticas, comentarios, ideas y sombreros sin uso, sobre todo ideas.
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