domingo, septiembre 28, 2008

Integrante: Héctor Di Bello . Curso: Lunes 14.30 a 16.30


Diálogos

Apenas los ví, despertaron mi curiosidad. A tal punto que entré al café para sentarme a la mesa de al lado de la de ellos y escuchar su conversación. No había terminado de acomodarme en la silla cuando me enteré dle nombre del chico.
Pará Boludo, le dijo ella. María, dejame hablar, contestó Boludo, el de acá a dos cuadras no debe ser caro, pagamos la mitad cada uno.
Boludo insistió, dale María, vos andás de guita mejor que yo.
María empezó a aflojar, abrió su carterita, revolvió por un instante y mirándolo a los ojos, resignadamente, le dijo: bueno, vamos.
Tomaron sus cosas y se dispusieron a partir.
Acentuada mi curiosidad, llamé al mozo para pagar, urgente, y seguirlos. El mozo que no venía. Y que no vino.
Desaparecieron de mi vista. Me quedé triste, sin saber de qué hablaban.
Al levantar la mirada vi a una morocha que estaba sentada a la mesa del fondo. Intercambiamos una sonrisa, a la vez invitación. Evidentemente estaba laburando. Me levanté para ubicarme en su mesa. En el trayecto, pagué mi café y el de ella. No te confundas, no soy una de esas, lo hago porque tengo a mi hijito enfermo. En seguida nos pusimos de acuerdo, cerramos en cincuenta.
Vamos, me dijo, el de acá a dos cuadras no debe de ser caro.

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