viernes, diciembre 17, 2010

.Con la misma vara, Bárbara Benitez, miércoles de 17.30 a 19.30 hs.


Los ciento cuarenta kilos pesaban en el alma, por gordura y desprecio materno. Las palabras de mi madre me ignoraban y odié ese cuerpo culpable de tal  indiferencia .Su gesto cálido nunca llegaba; aunque una caricia de compromiso  hubiera bastado, la piel brotada por pliegues lastimados la separaba de mí. El resto también se apartaba.
Si subía a un colectivo y ocupaba un asiento para dos, el otro quedaba vacío en medio de una multitud que mataría por uno. Soporté burlas en  el colegio, las salidas; a cada instante, todos los días.
Sólo para que se fijara en mí accedí a las operaciones decididas por su voluntad: cinturón gástrico, liposucciones, senos, cola y -ya que estaban- nariz. Recién entonces el beso de mamá llegó.
 De a poco me fui convirtiendo en un mutante de cabello rojo y ojos falsos que me dejaron sin visiones pudorosas, sin color ni luz; mientras las cirugías quitaban el excedente de latidos que manifiestan al corazón.
Venía de consultar al cirujano cuando, por una huelga de taxistas, obligada tomé el subte. Si bien al principio molesta, en él logré  cerrar los ojos y complacida apoyé la cabeza contra la ventanilla para disfrutar ese ahora de hermosura comprada. Hasta que al abrirlos la obesa mujer sentada en frente reflejó mi imagen;  el estómago dio una vuelta. Lo notó porque desvió la mirada.
Bajé en la primera estación. Salí  al exterior; busqué un bar para ir al baño en el que me miré al espejo una y otra vez, por largo rato.
Más segura me senté en una mesa de afuera. El mozo trajo el café pedido. Lo revolví despacio y en una de las ondas que la cucharita hizo volví a ver en el cuerpo de la extraña el mío. Recordé las humillaciones, las burlas. Supe lo que le estaría pasando; sentí lástima por ella.
Decidí dejar de pensar en su elección. Pedí una porción de torta light,  encendí el cigarrillo e hice un crucigrama.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola barby. qué bello. un crudo trabajo de los sentimientos. Como todo lo tuyo
Con admiración jorge re

Anónimo dijo...

Muy bueno, una gran descripcion de la falsedad humana y de lo inbesiles que somos los humanos.

Anónimo dijo...

Muy bueno, una gran descripcion de la falsedad humana y de lo inbesiles que somos los humanos.