martes, agosto 07, 2012

Un zapatista en la mesa de luz, Lucas Vega, Miércoles 18 a 20 hs




 A Pocho Lepratti
 el ángel de la bicicleta

Apasionado por echar claridad a cada parte oscura del mueble.
 Sus incursiones lo impulsan; va hacia al filo y observa el precipicio. La altura de la mesa le equivale a un pico de diez veces su tamaño.
Trastabilla y se cae rumbo al suelo, tan lejano. Se sujeta sorpresivamente en el tirante del cajón. Le cuesta aferrarse firmemente por la superficie redondeada del tirador de acero. Resbala su mano y cae nuevamente. Con sus pies flexionados toca una saliente de madera a metros del piso. Y usa la fuerza de la caída como aceleración. Des flexiona. Sale despedido hacia arriba con toda la energía del descenso. Una fibra colorida sale de su pubis y se aferra a la superficie superior del mueble. Justo en el centro; lugar alejado a todo borde. (Como una poderosa sensación de vértigo que así lo resuelva)
Se desliza en el aire hasta depositarse liviano en su suelo. Su madera. Observa la lámpara como a un gran monstruo metálico que se dobla sobre él, tira una mirada cuestionadora al control remoto.  Descubre un renovado interés sobre unas figuras vecinas. Un loro de madera, una tortuga hábilmente tallada, un jarro pequeño de losa.
El odioso despertador junto a la lámpara, con sus sonidos agudos y constantes, repetitivos, rutinarios. Se sube con otra atracción de su pubis sobre al velador. Observa la inmensidad con la lámpara prendida. Direcciona y re direcciona el foco. Apunta en todas direcciones.
Lo deja en una posición y se para tranquilo sobre sus erguidos flancos. Respira al cerrar los ojos. Cierra los ojos al respirar.




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