lunes, junio 13, 2016

El narrador características básicas

La herramienta de la cual dispone el escritor al momento de narrar es, precisamente, el narrador. Es común que se confunda la voz del narrador con la voz del autor, pero son dos entidades diferentes: el escritor es una persona física, real -real desde lo objetivo- El narrador es, en cambio, un recurso del escritor para poder dar forma a la materia narrada; esto se pone en evidencia por el hecho que el narrador nunca se expresa del mismo modo que el escritor.

Así como no existe un único cuento, ni una única novela; no puede existir un único narrador. Incluso cada autor hace uso de un narrador diferente en cada uno de sus textos. Por supuesto los narradores de cada autor tendrán un cierto aire de familia que hará que cada autor pueda ser identificado del resto. 

Otro modo de categorizar a los narradores es a través del tiempo verbal en el que narran:

1- En pretérito. Se narran hechos pasados. Se logra, en general, un clima de seguridad en el lector. El narrador cuenta hechos que han sucedido, y por lo tanto ya no pueden modificarse o alterar.


2- En presente. Los hechos se cuentan al mismo momento en que se producen. No
existe digresión previa por parte del narrador. La narración es inestable, y los puntos de anclaje a la historia que posee el lector son débiles.


3- En futuro. Es el tiempo verbal más inestable de los tres posibles. Se narran hechos y situaciones que aún no han ocurrido en el tiempo de la acción. Es el menos
aconsejable de los tres, y podría utilizarse solo en ciertos pasajes del texto.


Desde el punto de vista del narrador, es decir considerando desde el lugar donde éste narra, podemos categorizarlos como: 

Narrador omnisciente en tercera persona

Narrador testigo en tercera persona. Permanece a medias dentro y fuera de la narración, contando únicamente los hechos que ve. No conoce los pensamientos de los personajes; no sabe todo lo que ocurre en la narración. 

Narrador personaje. El que cuenta es uno de los personajes de la narración, siempre en primera persona. Cuenta en primera persona, únicamente sus pensamientos y aquellos hechos de los cuales es testigo directo. Al tener un narrador que relata solo los hechos y situaciones que puede ver o de las que tiene conocimiento directo; se logra insuflar un alto grado de incertidumbre en el lector. 

Narrador coral. La historia está contada por diferentes narradores, cada uno con una voz propia, única y perfectamente identificable. Por lo general son narradores testigos o narradores personajes; o bien una combinación de ellos; aunque no puede descartarse la participación de un narrador omnisciente. No es un tipo habitual de narrador, pero su uso puede dar lugar a cuentos muy interesantes desde el clima que puede crearse; quizás uno de los mejores cuentos narrados de este modo es Háblenme de Funes de Humberto Constantini.

Un caso especial es el narrador en segunda persona. 

Es el tipo de narrador menos utilizado. Tiene las características del narrador autodiegético porque suele contar su propia historia.  Es un tipo de narrador que busca la complicidad del lector. Por eso se dirige constantemente a él. Aunque utiliza los paradigmas de segunda persona, es decir, “tú”, “te”, “a ti”, “vosotros”, os”, etc., no pretende identificar a nadie en particular. El protagonista puede ser cualquiera. Por lo tanto, este tipo de narrador se suele utilizar con temas universales. Se supone que lo que le pasa al protagonista puede ser experimentado por casi todo el mundo.

Un inconveniente de la segunda persona, que justifica su raro empleo, es que si la obra es larga suele cansar al lector. Por eso no suele utilizarse en obras de largo recorrido como la novela. Hay que tener en cuenta que el lector es una especie de “voyeur”, que busca en soledad -la lectura suele ser un acto solitario- la historia de otros. Ese ojo constante, esa apelación continua a la que le somete el narrador le hace sentirse incómodo, como un mirón descubierto. Aunque otros puedan encontrar interesante ser protagonistas de historias de ficción.
Rara vez nos encontramos con un texto de ficción narrado en segunda persona (dirigido a ti o a vosotros), pero sí existen algunos casos. Este tipo de narrador se usa mucho, por ejemplo, en los blogs. También se puede usar en el género epistolar y muchas veces nos encontramos con cartas dentro de una novela o una historia mayor que están escritas así. Sin embargo, estos no son casos de narradores en segunda persona que quiero tratar aquí, sino un narrador en segunda persona algo más complicado, que va más allá y se dirige directamente al lector.
En Si una noche de invierno un viajero”, de Ítalo Calvino, el narrador en segunda persona actúa a modo de un máster de juego de rol, intentando que el lector se identifique con el personaje principal y se meta, a través de la imaginación, en su propia piel.
Otra obra mucho más reciente que nos muestra un caso de narrador en segunda persona esDiario de invierno”, de Paul Auster. En esta autobiografía novelada Auster se dirige al lector en segunda persona contando su propia historia, ya que la idea que pretende que se desprenda del libro es que sus emociones y vivencias son cotidianas, normales, y podrían ser las de cualquier otro. De esta forma, a través del narrador en segunda persona, el autor logra el curioso efecto de que el lector viva la vida del escritor como si le hubiese sucedido a él.
Como muestra, aquí os dejo el inicio de Diario de Invierno:
Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.


Principales características del narrador en segunda persona:
El lector es el protagonista:
El narrador tiene que conseguir el efecto de que los acontecimientos de la historia los protagoniza directamente el lector.
Describe e intuye:
La carga psicológica al escribir con este tipo de narrador es muy importante. Como si de un buen máster de rol se tratase, el narrador tiene que describir bien lo que ocurre para que el lector se visualice a sí mismo en medio de la escena. Además, ha de intuir las reacciones del lector para poder adaptarse a sus emociones y pensamientos. De otra manera, el lector se sentirá estafado. Esto es, si quieres que se emocione, el narrador tendrá que lograr que el lector se emocione a través de la descripción y de los acontecimientos. De poco servirá que le digas: “Ahora estás emocionado” si no logras que llegue a ese punto por su propio pie.
La ambientación es fundamental:
Precisamente para lograr que el lector se emocione o se divierta, que viva la historia como propia y entre en el juego, la clave estará en la ambientación. Tienes que crear una atmósfera real (que no necesariamente realista) y con el peso suficiente como para envolver con ella al lector.
El tiempo es el presente:
El lector no tiene realmente los recuerdos que intentas generarle, no ha vivido esas experiencias, sino que las está viviendo en tiempo presente. Por eso es importante que uses los verbos en presente para dirigirte a él, como si de un guión se tratase. El lector es el actor que interpreta el papel que tú has creado.
De cualquier forma, piénsatelo bien antes de ponerte a escribir un texto en segunda persona. Tiene que ser algo muy específico que de verdad lo requiera y además hay que saber hacerlo bien, porque si no es muy posible que los lectores se sientan confusos con este narrador.
Si a pesar de las dificultades que implica tienes ganas de aventurarte con este tipo de narrador, te recomiendo que te leas antes algunos libros escritos con dicha técnica, para ver dónde funcionan y dónde fallan, para analizar sus mecanismos. Los dos que comentaba antes pueden ser de mucha ayuda:

Uso de "tú"( vos / ud)

La narración en segunda persona está inundada con el uso del pronombre personal "tú" de forma narrativa, en lugar de comunicativa. Por ejemplo, una narración en primera persona puede decir: "De repente, le grité al niño, '¡Eh, tú, sal de la calle!' " Pero una narración en segunda persona diría: "De repente, tú le gritaste al niño, '¡Eh, tú, sal de la calle!' " En el segundo ejemplo, el primer "tú" es el personaje principal.

El "tú" narrado

En una narración en segunda persona, "tú" se refiere de manera abrumadora al protagonista, como si el personaje principal no recordara sus acciones y hubiera que volver a contarle lo que hizo.

Secuencia de eventos

El pronombre personal "tú" se usa como catalizador para hacer avanzar el argumento de la historia. Esta característica es similar a la narración en primera persona en la que, si el personaje principal no está, la historia se estanca.

El "tú" representativo

A diferencia de otras formas de narración, donde el "tú" se usa como un componente del diálogo, la narración en segunda persona lo usa de un modo representativo. En cierto modo, tú (el lector) eres el personaje principal.




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