La herramienta de la cual dispone el escritor al momento de narrar es, precisamente, el narrador. Es común que se confunda la voz del narrador con la voz del autor, pero son dos entidades diferentes: el escritor es una persona física, real -real desde lo objetivo- El narrador es, en cambio, un recurso del escritor para poder dar forma a la materia narrada; esto se pone en evidencia por el hecho que el narrador nunca se expresa del mismo modo que el escritor.
Así como no existe un único cuento, ni una única novela; no puede existir un único narrador. Incluso cada autor hace uso de un narrador diferente en cada uno de sus textos. Por supuesto los narradores de cada autor tendrán un cierto aire de familia que hará que cada autor pueda ser identificado del resto.
Otro modo de categorizar a los narradores es a través del tiempo verbal en el que narran:
1- En pretérito. Se narran hechos pasados. Se logra, en general, un clima de seguridad en el lector. El narrador cuenta hechos que han sucedido, y por lo tanto ya no pueden modificarse o alterar.
2- En presente. Los hechos se cuentan al mismo momento en que se producen. No
existe digresión previa por parte del narrador. La narración es inestable, y los puntos de anclaje a la historia que posee el lector son débiles.
3- En futuro. Es el tiempo verbal más inestable de los tres posibles. Se narran hechos y situaciones que aún no han ocurrido en el tiempo de la acción. Es el menos
aconsejable de los tres, y podría utilizarse solo en ciertos pasajes del texto.
Desde el punto de vista del narrador, es decir considerando desde el lugar donde éste narra, podemos categorizarlos como:
Narrador omnisciente en tercera persona.
Narrador testigo en tercera persona. Permanece a medias dentro y fuera de la narración, contando únicamente los hechos que ve. No conoce los pensamientos de los personajes; no sabe todo lo que ocurre en la narración.
Narrador personaje. El que cuenta es uno de los personajes de la narración, siempre en primera persona. Cuenta en primera persona, únicamente sus pensamientos y aquellos hechos de los cuales es testigo directo. Al tener un narrador que relata solo los hechos y situaciones que puede ver o de las que tiene conocimiento directo; se logra insuflar un alto grado de incertidumbre en el lector.
Narrador coral. La historia está contada por diferentes narradores, cada uno con una voz propia, única y perfectamente identificable. Por lo general son narradores testigos o narradores personajes; o bien una combinación de ellos; aunque no puede descartarse la participación de un narrador omnisciente. No es un tipo habitual de narrador, pero su uso puede dar lugar a cuentos muy interesantes desde el clima que puede crearse; quizás uno de los mejores cuentos narrados de este modo es Háblenme de Funes de Humberto Constantini.
Un caso especial es el narrador en segunda persona.
Es el tipo de narrador menos
utilizado. Tiene las características del narrador autodiegético porque suele
contar su propia historia. Es un tipo de
narrador que busca la complicidad del lector. Por eso se dirige constantemente
a él. Aunque utiliza los paradigmas de segunda persona, es decir, “tú”, “te”,
“a ti”, “vosotros”, os”, etc., no pretende identificar a nadie en particular.
El protagonista puede ser cualquiera. Por lo tanto, este tipo de narrador se
suele utilizar con temas universales. Se supone que lo que le pasa al
protagonista puede ser experimentado por casi todo el mundo.
Un inconveniente de la segunda persona, que justifica su raro empleo, es que si la obra es larga suele cansar al lector. Por eso no suele utilizarse en obras de largo recorrido como la novela. Hay que tener en cuenta que el lector es una especie de “voyeur”, que busca en soledad -la lectura suele ser un acto solitario- la historia de otros. Ese ojo constante, esa apelación continua a la que le somete el narrador le hace sentirse incómodo, como un mirón descubierto. Aunque otros puedan encontrar interesante ser protagonistas de historias de ficción.
Rara
vez nos encontramos con un texto de ficción narrado en segunda persona
(dirigido a ti o a vosotros), pero sí existen algunos casos. Este tipo de
narrador se usa mucho, por ejemplo, en los blogs. También se puede usar en el género epistolar y muchas veces nos encontramos con cartas dentro de una novela o una
historia mayor que están escritas así. Sin embargo, estos no son casos de
narradores en segunda persona que quiero tratar aquí, sino un narrador en
segunda persona algo más complicado, que va más allá y se dirige directamente
al lector.
En “Si
una noche de invierno un viajero”, de Ítalo Calvino, el narrador en segunda
persona actúa a modo de un máster de juego de rol, intentando que el lector
se identifique con el personaje principal y se meta, a través de la
imaginación, en su propia piel.
Otra
obra mucho más reciente que nos muestra un caso de narrador en segunda persona
es“Diario de invierno”, de Paul Auster. En esta autobiografía
novelada Auster se dirige al lector en
segunda persona contando su propia historia, ya que la idea que pretende que se
desprenda del libro es que sus emociones y vivencias son cotidianas, normales,
y podrían ser las de cualquier otro. De esta forma, a través del narrador en segunda persona, el autor logra el curioso
efecto de que el lector viva la vida del escritor como si le hubiese sucedido a
él.
Como
muestra, aquí os dejo el inicio de Diario de Invierno:
“Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.
“Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.
Principales características
del narrador en segunda persona:
El lector es el protagonista:
El
narrador tiene que conseguir el efecto de que los acontecimientos de la
historia los protagoniza directamente el lector.
Describe e intuye:
La
carga psicológica al escribir con este tipo de narrador es muy importante. Como
si de un buen máster de rol se tratase, el narrador tiene que describir bien lo que ocurre para que el
lector se visualice a sí mismo en medio de la escena. Además, ha de intuir las reacciones del lector para poder
adaptarse a sus emociones y pensamientos. De otra manera, el lector se sentirá estafado. Esto es, si quieres que se emocione, el narrador
tendrá que lograr que el lector se emocione a través de la descripción y de los
acontecimientos. De poco servirá que le digas: “Ahora estás emocionado” si no
logras que llegue a ese punto por su propio pie.
La ambientación es fundamental:
Precisamente
para lograr que el lector se emocione o se divierta, que viva la historia como
propia y entre en el juego, la clave estará en la ambientación. Tienes que
crear una atmósfera real (que no
necesariamente realista) y con el peso suficiente como para envolver con ella
al lector.
El tiempo es el presente:
El lector no tiene
realmente los recuerdos que intentas generarle, no ha vivido esas experiencias,
sino que las está viviendo en tiempo presente. Por eso es importante que uses los verbos en presente para dirigirte a él,
como si de un guión se tratase. El lector es el actor que interpreta el papel
que tú has creado.
De
cualquier forma, piénsatelo bien antes de ponerte a escribir un texto en
segunda persona. Tiene que ser algo muy
específico que de verdad lo requiera y además hay que saber hacerlo bien,
porque si no es muy posible que los lectores se sientan confusos con este
narrador.
Si a
pesar de las dificultades que implica tienes ganas de aventurarte con este tipo
de narrador, te recomiendo que te leas
antes algunos libros escritos con dicha técnica, para ver dónde funcionan y
dónde fallan, para analizar sus mecanismos. Los dos que comentaba antes
pueden ser de mucha ayuda:
Uso
de "tú"( vos / ud)
La narración en segunda persona
está inundada con el uso del pronombre personal "tú" de forma
narrativa, en lugar de comunicativa. Por ejemplo, una narración en primera
persona puede decir: "De repente, le grité al niño, '¡Eh, tú, sal de la calle!' " Pero una
narración en segunda persona diría: "De repente, tú le gritaste al niño,
'¡Eh, tú, sal de la calle!' " En el segundo ejemplo, el primer
"tú" es el personaje principal.
El "tú" narrado
En una
narración en segunda persona, "tú" se refiere de manera abrumadora al
protagonista, como si el personaje
principal no recordara sus acciones y hubiera que volver a contarle lo que
hizo.
Secuencia de eventos
El pronombre
personal "tú" se usa como catalizador para hacer avanzar el argumento
de la historia. Esta característica es similar a la narración en primera
persona en la que, si el personaje principal no está, la historia se estanca.
El "tú" representativo
A diferencia
de otras formas de narración, donde el "tú" se usa como un componente
del diálogo, la narración en segunda persona lo usa de un modo representativo.
En cierto modo, tú (el lector) eres el personaje principal.
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