viernes, noviembre 16, 2012

Si...



Textos breves, Ana María Shua mediante, como quien busca un molde donde contener palabras, imágenes, un decir poético o juguetón y lo ofrece en toda su diversidad, aqui va esta muestra de autores varios:
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Si el espejo fuera transparente, cuando que me afeito podría ver las cosas que hay del otro lado. Aquel que a veces se revela en los sueños. Seguramente habría alguien ahí, alguien muy parecido a mi, que también estaría afeitándose. Al verlo, me asustaría tanto que me cortaría.


Si la cuchara fuera un vegetal uno podría masticarla tranquilamente después de tomar la sopa. Pero, claro, habría que tener en el jardín un almácigo de cucharas, y no olvidarse de regarlas todos los días.


Si los libros hablaran en voz alta el murmullo de las bibliotecas sería insoportable. 


Si la servilleta de papel fuera un barco, cada vez que me limpio la boca sentiría el olor de los mares lejanos.


Si una mujer fuera un piano, ¿quién sabría tocarla?  
Ella guarda en sí muchos acordes, muchas melodías escondidas.
Pero el arte es largo y la vida breve.
Si una mujer fuera un piano, uno debería tratar de aprender, con humildad, hasta el último día.


Si yo fuera un árbol y vos fueras el viento, te pediría que soples con suavidad entre mis ramas, y que lleves el canto del zorzal hasta el otro barrio.


Si la tarjeta del cajero automático fuera una varita mágica, yo podría hacer que no hubiera más pobres en el mundo.
Bueno, al menos en el país.
Al menos en la ciudad.
O, al menos, en la calle Ministro Brin. 


Si el planeta Tierra fuera una baldosa Colón se habría caído en el espacio infinito.
Y nosotros no seríamos más que sueños en la mente de los navegantes.
Los marineros, flotando en el aire, mirarían con ojos asombrados las estrellas cercanas.
Y el tiempo sería un ancho pétalo colgado de la Vía Láctea.

                                                                                       Octavio Belardinelli


Si el aire fuera música

Si el aire fuera música, nuestros pulmones se hincharían como fuelles de bandoneón lanzando al mundo su melodía original, la misma  repetida y escuchada una y otra vez en el vientre de nuestra madre, reproducida con variaciones a lo largo de nuestra vida.
Canciones, melodías que serán finalmente todas distintas, tristes, serenas, agitadas, intensas, efervescentes, a veces formando dúos, o tríos de distintas voces, en los mejores momentos coros mágicamente sincronizados con el movimiento de la naturaleza.
Respirando música se pasa la vida y el aliento se convierte en una nota sostenida con altibajos, un sonido singular que nos identifica como el lunar en la mejilla o los ojos del color del tiempo.
Con tanta música, notas enredadas, y cadencias dibujadas y repetidas, el silencio se vuelve rumor y el silencio absoluto cotiza cada vez más alto.  



Si los espejos

Si los espejos fueran puertas al más allá, podríamos despedirnos de nosotros mismos porque nuestra imagen sería lo último que veríamos antes de cruzar la frontera.  Quizás al regresar, días, mese o años más tarde, habrá alguien ligeramente parecido a nosotros mismos, pero más pelado, más arrugado, más vencido,  para darnos la bienvenida.
Seguramente vamos a desear cruzar otra vez, pero… ¿ será posible una vez más sin que esa despedida sea cada vez más indiferente, más ficticia? Este simulacro de despedida-bienvenida puede durar mucho tiempo. Pero en algún momento la muerte nos sorprende ¿dónde?


Alicia Infante 








2 comentarios:

Anónimo dijo...

El espejo como frontera entre la vida y la muerte.
Qué buena idea.
De un lado la realidad y del otro la ilusión.
Pero, ¿cuál es cuál?
Misterio.
Besos.
Octavio

maria cristina dijo...

Estos "Si" condicionales nos llevaron a distintos caminos, muy originales, felicitaciones!