miércoles, septiembre 29, 2010

Volver a casa, Leonardo Fernández, miércoles de 17.30 a 19.30 hs.

No pudieron ni podrán, encerrar más que mi cuerpo. No existe el tiempo, no importa el tamaño del lugar que habito, el silencio es mi amigo y la oscuridad mi sosiego. Con ellos vuelvo cada día a mi barrio, mi vida y mi casa. Me sostiene la esperanza, la fe en mi gente y la lucha diaria de mi cerebro contra el olvido.
Algún día volveré a recorrer mis calles, a saludar afectos, a contar una por una las baldosas que me acercan a los míos.
¿Qué podré decirles cuando llegue, perdón por haberlo hecho?¿ por amar demasiado?
Sé que es mucho el tiempo que pasó, imagino la angustia de no poder hacer nada por mi. Me sostiene la imagen de ustedes, el olor a pan tostado que escapa de la cocina de mi vieja y revive mis sentidos.
Podría vendarme los ojos y sin embargo encontrar el rumbo con sólo aspirar por la ventana. Quedarme sin oír, y el rumor de chicos que vive en mi cabeza me llevaría a destino.
A pesar de todo no he perdido la voz que la nombra a cada instante, y que grita mi agonía al recordar .
No supe crecer como querías, pero estoy aprendiendo en el dolor de cada día.
Hoy me permitieron salir al patio, solo me dieron una inyección. Los médicos dicen que me estoy poniendo bien, sin embargo el sol me ciega, el viento me lastima la garganta y no soporto el chillido de los pájaros. He tocado la tierra con las manos, es áspera y no tiene buen sabor.
Extraño el mundo que he creado, la pálida luz que entra por la pequeña ventana.
En el silencio de mi lugar y la frialdad de sus paredes, nada me distrae, puedo regresar tantas veces como quiera a la casa de mi vieja, sin pedir permiso y sin este sucio y maloliente uniforme.
— ¡Se acabó el recreo!— el enfermero da por terminada lo que él cree ha sido una fiesta.
Pobre hombre está condenado a soportar: el sol, el aire, el ruido y la libertad vigilada que le impide soñar y además… ¡cree ser feliz!
Me llevo de recuerdo un lápiz labial que encontré en el patio, está casi entero. Seguro que me servirá esta noche, para dibujar la puerta de mí casa.

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