viernes, julio 17, 2009

Obsesión, Integrante: Adriana Páez Montero, Curso: Lunes 17.30 a 19.30 hs.


Acordate de regarla todos los días un poquito. No la pongas al lado de la ventana, por los golpes de aire, ni cerca del televisor, por las ondas. No fumes en el living, sacala al balcón a la hora del sol. No le pongas abono, de eso me ocupo yo. Vuelvo en una semana.
Todas las recomendaciones de ella al irse unos días fuera de la ciudad, le molestaron. ¿Qué era tanta preocupación por la plantita? Desde que la trajo al departamento, poco después de haberse ido a vivir juntos, le dedicó tiempo, trabajo y esfuerzos. Tanto, que él se sintió dejado de lado. Y ahora, al irse, parecía que era lo único que le interesaba.
En cuanto oyó que el ascensor se cerraba abrió las ventanas, encendió un cigarrillo, puso en funcionamiento el televisor y decidió no ocuparse para nada de la plantita. Pero no pudo, al día siguiente notó algo raro. Las ramas habían crecido y, no sabía bien por qué, tenían un aspecto amenazador. Se sentó en el sillón de enfrente y comenzó a observarla. Vio como los tallos y las hojas se extendían e iban invadiendo poco a poco el piso del living, se acercaban a él y comenzaban a trepar, primero por una pierna, luego por el cuerpo hasta llegar a los brazos y los aprisionaban, se enroscaban en su pecho y subían hasta la garganta. Todos sus movimientos, inútiles. Trató, con todas sus fuerzas de deshacerse de ese abrazo vegetal. Tironeaba, pateaba, intentaba desprenderse, salir corriendo hacia el dormitorio, cerrar la puerta y ponerse a salvo de esa fuerza verde que lo inmovilizaba. Se sintió acorralado y un miedo sordo le nubló los ojos.
Un grito ahogado, interrumpido por las hojas que le impedían respirar. No puede seguir luchando, las fuerzas lo abandonan, se entrega, piensa que se le va la vida.

Cuando la mujer llega y abre la puerta del departamento encuentra al hombre acurrucado y temblando en un rincón. La expresión de terror y la mirada extraviada, se dirigen hacia la maceta. Y la plantita está allí, un poco marchita por la falta de riego pero igual que cuando ella se fue.

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