viernes, diciembre 12, 2008

La pavada, Integrante: Bárbara Benitez, curso: Lunes de 17.30 a 19.30 hs



Bárbara Bañato se embarullaba con divagues y `pensaba en el trabajo de batallarle al vacío. Se castigaba por su vasallaje a los varones vampiros que la succionaban. Mientras ella se daba con valor; ellos escapaban y destrozaban su vanidad.
Por cábala visitaba el Bar-O-Bar y por boba ignoraba al de la barra que la alababa y le suplicaba que se abandonara a sus avances; los que ella rechazaba por pavadas.
Sin embargo, Bárbara reparaba que cuando él se le avalanzaba la miraba con devaneo y ya soñaba con la baraúnda salvaje que él guardaba para ella. Aceptaba que su bravata verbal la dejaba cautiva de sus desvaríos.
Bartolomé Ibarra la colmaba de abanicos balbuceantes que iban desvaneciendo abarrotadas negativas:
- Bajemos las barreras del balurdo y rebajemos a las trabas que nos batean. Vamos a
desbaratar la pavada de la cobardía y a valernos del cabal derrumbamiento de lo banal
para desbandarnos al alba en compulsiva cabalgata que barra las covachas de la
avaricia afectiva.

Y mientras así le hablaba, Bárbara se babeaba.

Escenario, Integrante: María del Carmen Cerezal, Curso: Martes de 17.30 a 19.30 hs

La humedad se palpa como una cortina pegajosa.
Hay ecos de ecos.
Miríadas de hilitos de agua que se deslizan por las paredes, las hacen brillar como la urdimbre preciosa de una tela principesca. Profundos arcos se repiten en un juego de espejos sin fin, que se sospecha coronan en una bóveda inhallable.
Es una boca enorme que bosteza infinito.
Rumorea agua que corre entre guijarros tenues hacia la entrada.
El aire, denso y umbroso se acidula por momentos, según lo lleva o trae la mínima marea interior.
Modestas luces golpean en las agujas calcáreas que se atreven desde el techo a reencontrarse con sus hermanas elevadas desde el llano, urdiendo una trama interrumpida.
Hay un algo de órgano catedralicio en ese ámbito, de útero sagrado, de corazón batiente a pesar suyo, de buey vencido por su destino.
Con el adiós del día, parece replegarse sobre si, como un gigantesco parpado que se cierra.

De escrituras - Integrante: Beatríz López Siritto - Curso: Martes de 17.30 a 19.30 hs


El escritor siente como un nudo en la garganta y en el pecho palabras que esperan salir a borbotones para expresar sus fantasías y llevar despaciosamente la mano hacia el papel vacío.
Espera ese momento de poder volcar todas las cosas que tiene adentro y desespera por poder transmitir todo lo que lo lleve a relacionarse con los demás.
El escritor a veces se siente solo y cuando alguien lee sus cosas se toma de las manos con sus semejantes formando una ronda redonda.

De ciudades invisibles, Integrante: Ruth Moguilner, Martes de 17.30 a 19.30 hs


La red colgaba mágicamente sin sostén. Desde la montaña que enfrentaba a esa ciudad, un grupo de turistas observaba, todos los días, los reflejos y espacios cambiantes, sacando fotos con sus espléndidas cámaras.
Una semana aparecían los alemanes, otra los japoneses, un día las amas de casa, otro los médicos cirujanos.
Finalmente llegaron los que estaban vestidos con armaduras de metales rarísimos. Uno de ellos dió un salto enorme, como de catapulta. Desde dentro de su traje emergieron patas gigantes de insecto que se apropiaron de la red, y, perforándola en parte, colocaron por la mañana racimos de huevos.
Se produjo un silencio interminable, y luego un murmullo que crecía, a medida que las larvas maduraban.

Bordes, Integrante: Silvia Noemí Fabiani


Los bordes de tu rostro,
límite entre la dicha y el infierno.
Laguna celeste, la diáfana mirada
que recorre mis campos,
los invade, perfora hasta los huesos
en alocado intento.
Los bordes de tu cuerpo,
ramificación del mío,
abismo alucinado,
que somete a mi alma,
absorbiendo mí sangre.
Los bordes de la puerta imaginaria
esa que nos conduce seductora
hacia un mundo espléndido,
sin sombras.
Volar como pájaros amantes
entre riscos y orillas,
desafiando al destino.
Disfrutar de los bordes de la vida,
sin registrar el tiempo,
dejar al corazón en libertad,
que fluya su mágico elixir .

La cucharita, integrante: Alicia Zarza - Curso: Martes de 14.30 a 16.30 hs





Estar frente a vos me pone nerviosa, pero más nerviosa me pone ver como golpeas la taza con la cucharita.
Esta cucharita que suena como una melodía para mis oídos. También hermoso es ver tus dedos mover esa cucharita, dedos tan finos y blancos, uñas tan cortas y limpias.
Ahora mis ojos se posan como mariposa en tu boca de labios rojos y carnosos, entre dientes la cucharita que mueves como esperando que yo hable. Pero mis palabras se fugaron y mis ojos siguen mirando la cucharita de acero que desearía ser para estar en tus tibias manos.

Breves cuentos cenicientos - Integrante: Gladis Argañaráz - Curso: martes de 14.30 a 16.30 hs.


I El zapallo

El zapallo quedó perplejo al terminar el hechizo que lo había transformado en carroza de Cenicienta. No se resignaba a volver a ese oscuro rincón en el huerto. Comenzó una ardua búsqueda de ayuda. Pensó en el Hada Madrina, a ver si ella podía hacer algo, pero no la encontró por ninguna parte. La casa estaba vacía sólo tropezó con una chiquilla desgreñada y con dos lauchas flacas que cuando lo vieron huyeron despavoridas.
La tristeza y el desconsuelo eran tan pero tan grandes que decidió acabar con su vida. Y ahí nomás sin titubear se arrojó al caldero de la sopa que estaba sobre el fogón.

II Las lauchas

Si el zapallo, antes de sucumbir a su depresión, hubiera pensado, que no era el único abatido por la desesperación, se hubiera enterado de muchas cosas.
Como les sucedió a otros integrantes del hechizo, los dos bellísimos corceles volvieron a ser lo que habían sido siempre: lauchas, ratoncitos. Y estaban conversando cuando, sorprendidas aún, vieron pasar, pálido, desencajado, al zapallo, que andaba preguntando por el Hada Madrina.
Che, Lau, ese no es…dijo Chita, en un susurro.
Si, sisi, es “la carroza”, le contestó Lau, en el mismo tono.
Y hay cosas que no duran mucho, ¿no?¿Te fijaste que dijo de nosotras? “dos lauchas flacas”, como si él fuera gran cosa.
No fue el quien lo dijo, fue el relator omnisciente.
¿Y tenés pensado que vamos a hacer nosotras? Seguro que Cenicienta se va con el príncipe, y quién nos va a dar de comer? Quedaremos a expensas del gato, seguro.
Bueno, si nos quedamos, dijo Lau, seremos comida para gato, por lo tanto, ¡a preparar las valijas!
Y como se lo habían propuesto, Chita y Laurito comenzaron a buscar trabajo, les costó un poco, pero un día leyeron un aviso que decía: “ Se necesita ratoncito con buena disposición y muy paciente para importante tarea con niños” . Y allá fueron.
Al principio sólo trabajó Chita, porque había poco trabajo, pero al poco tiempo ya había trabajo para los dos y lo hicieron tan pero tan bien que se independizaron. Hoy día es una gran Empresa Mundial donde trabajan todos sus descendientes y parientes, eso sí, tuvieron que cambiarse el nombre. Y por razones de la Economía y la Globalización, se denominan: Ratón Pérez y CIA.

Lugares comunes, Integrante: Adriana Páez Montero - Curso: Lunes de 17.30 a 19.30 hs


Estoy loca de atar! - gritó la soga
cuando la llevó el diablo
donde perdió el poncho.
La cuerda quiso cortar
por lo más sano al verse atada
de pies y manos
se consoló con
de poetas y locos
todos tenemos un poco.
Como la mentira tiene patas cortas
el que se quemó con leche
cuando ve una vaca llora
porque a buen entendedor
pocas palabras y más claro
échale agua.
El peor sordo es el perro
Del hortelano que mostró
La hilacha
Porque son las reglas del juego
Y a palabras necias oídos sordos
Cuando amanece más temprano
La pereza es la madre
De todos los vicios
Ya que de tal palo tal astilla
Y el saber no ocupa lugar
Porque el que ríe último
Es el hombre prevenido
Que vale por cuatro
Que ven más que dos
Mientras tanto
Los amores contrariados
La fuerza del destino
Las mieles del éxito
Las penas del purgatorio
La inocencia de los niños
La paz de los sepulcros
La palabra empeñada
El tren de la vida
El fragor de la batalla
El deber cumplido
La sangre en el ojo
La aguja en el pajar
La espina de la duda
Y sobre llovido mojado
Se fueron con la música
A otra parte
Para dar en la tecla
En el concierto de las naciones

Pues sarna con gusto no pica.
El as en la manga
Se fue al mazo
Y los peces de colores
El ruido y las nueces
El oro y el moro
La chancha y los veinte
El círculo vicioso
Las ilusiones perdidas
Y la sal de la vida que endulza
Las nieves del tiempo
Tiraron la casa por la ventana
Que fue a dar al barril sin fondo
De los lugares comunes.

Adriana Páez Montero

miércoles, octubre 08, 2008

Integrante: Norma Laniecki. Curso: Lunes de 14.30 a 16.30





O B J E T O S


Dice Alicia Santillán: Parece que hubo un
tiempo en que los objetos tenían el don de
la palabra.No está muy claro en qué mo-
mento se silenciaron y fueron dejándose
tomar y usar por los sujetos
.


Disiento con usted,Alicia. Aunque sea en alguno de los objetos que la rodean debe haber un valor “agregado”. . No dudo que todos nos ayudan en la vida diaria. Los mani pulamos de acuerdo al momento y nadie pone objeciones al uso egoísta, servil e indiscriminado que hacemos de ellos. Hasta ahí, puedo estar de acuerdo.
Pero no admito que se silenciaron.
La palabra es el medio natural y precioso para comunicarse. No el único ni el primero.
Sino cómo entiendo a mi bebé antes que el ma o pa salga de su boca. ¿Por qué los ojos de mi perro, su guau y sus corridas me llevan a la calle? Este saco es el más abrigado que tengo.Era de mi madre.me protege y me acaricia. Hay fotos que nos cuentan tantas cosas.
Lo dicen los psicólogos y algunos escritores.
Hace ya mucho tiempo decidí decorar mi alrededor con objetos queridos y unidos a mis recuerdos. Me hacen compañía, restauran baches de mi memoria, alivian nostalgias,, despiertan sonrisas , justifican algún error y hasta me ayudan a vivir el hoy
para recibir mejor el mañana.
Como si fuera un sueño, puedo hablar de mis cosas desde que llegaron a mí. Unas pocas están ahí porque me gustan. Nada más que por eso. Algunas muy erguidas,otras
yacentes o sedentes suelen encantar mis ratos con su lenguaje peculiar. Fueron testigo
de tantas alegrías, de tanta tristeza. Llevan en sus cuerpos escondidas mis rutinas. A veces las cambio de lugar y lustro las que se opacan con el limpiametales que las renueva. Nos damos brillo y amor.
Cuento anécdotas de esta relación.
Un día se me murió Don Quijote.
A pesar de que en la literatura Don Quijote es inmortal a mí se me cayó varias veces la estatuita de madera que, al lado de Sancho, mostraba su silueta desgarbada .Resultado :
pegotes, remiendos. piernas quebradas, muerte. Recuerdo nuestro último diálogo::
---¡Por favor,tengan más cuidado! Si no fuera de madera,estaría lleno de moretones.
===Perdoname, mi héroe. Tratá de apoyarte en la pierna sana hasta que la gotita se seque
--- Siento que estoy perdiendo mis fuerzas. Apenas puedo mantenerme erguido. Ni pensar en luchar por la justicia. Ahora me doy cuenta que en este lugar me siento feliz,
importante, querido. Pero algo me dice que nos vamos a separar pronto. Te dejo con
Sancho. Es fiel y bien intencionado. Y su físico es mucho más fuerte que el mío. Ustedes dos se van a entender.
Se derrumbó con un leve crac. La pareja quedó incompleta. A Sancho lo arrimé un poquito. Está solo y muy serio. Igual que yo, extraña al Quijote.

Hace poco un restaurador miró mi cuadro con técnica de mancha, de varios colores,y, para mí, sin figuras determinadas, y me dijo que el veía una multitud. Me indicó donde había una caras y hacia qué lado orientadas. Hasta ese momento yo repasaba al contem-
plarlo la vida y la muerte de la que fué su dueña y la historia de quién lo pintó Las conocí
a las dos.Desde ese día, unas sonrisas me acompañan frente al televisor.

Ayer mi florero preferido estaba triste, como yo. Le puse agua fresca, le compré un
abigarrado ramo de margaritas y cambiamos de humor.

No te cuento los jugosos diálogos que tengo todos los días con la cucharita con la que hago mi café.
---No me quemes.
***Bueno, enseguida se enfría.
---Está muy dulce.
***A mí me gusta así.
---O nos ponemos de acuerdo o por favor usá otra cuchara.
***Aguantame , hoy tengo muchos problemas por delante.
--- Yo también. No es poco meterme en tu café, dar vueltas y vueltas, ir a tu boca y luego
al encierro de siempre.
***Mirá..Nuestras rutinas se parecen bastante: yo tomo mi café, lucho por mejorar muchas cosas, y por más que hablo vuelvo a mi casa con el desencanto de lo que no pude
cambiar. ¿Seguimos amigas?
--- Por supuesto. Chau. Suerte.
*** Hasta luego.

Entre tantos queridos interlocutores los muebles por su tamaño, su usual quietud y su capacidad de guardar otros objetos y no pocos secretos, tienen para mí una importancia
especial. Y de ellos, primera, la cama. Cito a Guy de Maupassant :”La cama es toda nuestra vida. En ella se nace, en ella se ama y en ella se muere.”
No voy a reproducir ninguno de los diálogos con mi cama. No nací en ella.y no sé si moriré en ella. Amé mucho y fuí feliz en ella. Es mi amiga, discreta y comprensi-
va. A veces , aún pretende altiva, darme sus consejos.

Estimada Alicia, espero haberla convencido de que los objetos no se han silenciado.

Integrante: Nito Bruzzese - Curso: Lunes de 17.30 a 19.30


Consigna


"Pocas cosas debe haber tan inestables, tan inseguras, como una vaca colgando de una cuerda desde un octavo piso, pero bien, lo cierto es que cuando levanté la persiana, aún somnoliento apesar de que eran las nueve y media de la mañana, para iluminar mi habitación, la ví..."

Pablo Saffarano, La Equilibrista Exótica


El colectivo traqueteaba su recorrido por la avenida Independencia. Una mano sobre
el barral y la otra sujetando el portafolios que abrigaba lapiceras, una carpeta y algunos apuntes, entre ellos una consigna de taller de escritura al que asisto todos los lunes. La coordinadora nos había dado un pequeño fragmento de un
escrito, de un autor a quien no conocía. El tema giraba alrededor de un tipo que, al levantar la persiana de su casa, en un octavo piso, había encontrado que una vaca mordía una cuerda que la tenía suspendida en el vacío, frente a una ventana de su departamento. Usen este texto como disparador y escriban, nos vemos el próximo lunes. Pero qué inspiración podría alentarse con la lectura de ese grotesco. Una ridiculez inasociable con cualquier intento de narra cualquier cosa.
Una vaca colgada. Qué historia se me podría disparar imaginando lo absurdo de un animal pendiendo de una cuerda, y justo en la ventana del narrador, casi en su casa. En fín, así son las afectadas ideas de quienes tratamos de abordar el misterioso mundo de las artes. Qué le habrá hecho pensar a la coordinadora, de la que uno se da cuenta que conoce bien el tema, que una vaca colgada puede estimular la creación de una historia. Bajé del colectivo. Una mano sujetando el protafolios, la otra apoyada en la región lumbar, que daba la sensación de haberse desacomodado en los baches de la avenida Independencia. Caminé las dos cuadras que separan la parada de la puerta de mi casa, tratando de encontrar alguna fantasía que se ajustara a la consigna. Entré. Vivo con la eterna depresión de Claudia, mi mujer, en una vieja casa con tres habitaciones, que respiran aventanadas a un patio, donde una enredadera se perpetúa prendida a unos caños que la sostienen en lo alto. Ya era noche. Me sorprendió oír un chillido de roce metálico, como de bisagras sin aceitar. Levanté la mirada y vi que, un alambre sujeto a uno de los caños, se bamboleaba provocando ese chillido que me había sorprendido. Siguiendo la línea descendiente del alambre, bajé la vista y por un segundo recordé la consigna del taller. No era ridícula, ni gorda como había imaginado a la vaca, pero ahí estaba la sinrazón del escrito y el grotesco de su decisión. La figura de Claudia, mi querida Claudia, se hamacaba del otro extremo del alambre.

Integrante: Marta Viñas. Curso: Martes 17.30 a 19.30 hs


Bordes


Ultimamente andás bordeando el desastre, mangás a uno a otro, a otro para devolverle a uno. zigzagueás como un jugador de rugby en las ofertas de los super, super a los que en tu vida pensaste entrar, porque no siempre fue así ¿me entendés no?Sacás boelto de noventa, no importa a donde vayas, diez centavitos de aquí, diez de lla´¡qué bárbaro!, pero todo suma. Bordeas los setenta y te acordás del tango "dónde hay un mango viejo Gómez", no tenés laburo ni podés conseguirlo, te sentís impotente. Tenés sesenta y pico pero te sentís de cuarenta y cinco, a quién le importa ¿me entendés no?Las cabriolas que te mandás para pagar con tu magra jubileta lo mínimo;impensado. Por suerte la espinaca hoy está dos pesos, dos plantas, Popeye se sentiría realizado, aunque seguramente no sabría cuántas formas hay para comerla, el sólo la tragaba ¿me entendés no?Igual seguimos leyendo diarios que aparecen gratis, hacemos cursos en los que no se pagan y que nos llenan el espíritu, nos obligamos a estar erectos y saludables, caminamos a veces no con muchas ganas, veinte cuadras y convertimos la calle en la mejor cinta caminadora de algún gimnasio que evidentemente no podemos pagar ¿me entendés no?A pesar de todo siempre esperamos que los bordes se alisen y damos batalla y pensamos y agradecemos que estamos vivos y mientras hay vida hay esperanzas ¿me entendés no?

lunes, octubre 06, 2008

Integrante: Beatríz Lopez Siritto - Curso: Lunes de 17.30 a 19.30


En la cocina

Es invierno y toda la casa esta fría con sus ventanales al balcón y ninguna estufa. La cocina el lugar preferido de Pizarra con olor a pan, entibia su cuerpo.Cómo le gusta estar en la cocina. Eso si, las cebollas hacen lagrimas sus ojos y entonces aprovecha la doña y llora por todo lo que no pudo hacer, por lo que hizo sin permiso y por lo que quería realizar y no sabe como, porque seguro no queda ni tiempo. Como les contaré después la pobre se quedó solita pero los fantasmas siguen estando y entonces lástima que la cocina es el lugar donde todos pasan y nunca será su lugar, sólo para amasar la masa, para guisar mondongo o teñir sus dientes con el verde mate matinal, más otras cosas que Pizarra detesta hacer.Su finado marido cuelga de la pared dentro de un marco engrasado al lado de la heladera que pintó el otro día con sintético gris.Un potus amarronado y algo verdoso adentro de una lata roja contra la envidia, pende de un clavo enclenque en la esquina de la pileta.Hace cuatro días que llovizna y la ropa tendida sobre las sillas huele a perro en celo.Amalia, la mayor de sus hijas se juntó con el viejo diputado de la provincia y con sus tacones finos y sus extensiones doradas y sus lipoaspiraciones y sus tetas nuevas se olvido de su mamá.La debilucha de Cecilia sigue sola en la pensión del Abasto esperando que su trompa la mande a juntar un mango mostrando el traserito.Y el menor, Pato o Patito se fue al sur con el viejo de la funeraria quien lo tiene bien calzado y vestido de pendeja y de vez en cuando se lo come por atrás.Nunca se imagino Pizarra que andaría tan sola llorando por la cocina, casi sin dientes, con dos pelos locos, los ojos a media asta y llorando y llorando por todo y por nada. Era sábado por la tarde y ya desde hacía unos días no se escuchaba a la doña balbucear por las mañanas entre el mate verde y llorar y cantar como decía la vecina de al lado que con una copa invertida trataba de cachar algo por la medianera.¿Adonde estará Pizarra? Tal vez disuelta por el calor del horno atragantada por la bombilla, atrapada por la manga de un pullover mojado o ahogada entre canturreo y lágrimas en la cocina.Llamaron a la 40 y llega el oficial de turno y tirando la puerta abajo y revisando toda la casa no encontró mas que una sombra roja en el techo de la cocina como atravesándolo. Bastante asustado adentro de su uniforme de guerrero llamo a la autoridad mayor que lo primero que hizo fue subir a la terraza, advirtiendo a la altura del techo un pequeño agujero y arriba entre la niebla mientras tanto un pajarraco flaco chorreaba la pelada del comisario, llenándola de mierda con olor a lavanda.

Integrante: Silvia Noemi Fabiani Curso: Lunes de 17.30 a 19.30


Cabriolas


Briggitte tomó la bruñida y brillante brida y cabalgó por los campos de cardos. Haciendo cabriolas por los caminos campestres, campeó las tormentas y peleó con los cabrales cretinos que canturreaban canciones cavernícolas.
Calumniada, castigó con su castiza castidad, a todos los callados caballeros que corrían detrás de su cantábrica figura.
Cándida pero cansada, caducó ante el cadavérico casquete que cubría el rostro casquivano del enemigo corroído.
Se subió a la carreta y corrió, como castor en los corrales, corcoveando cual corcho en el charco de chauchas color chocolate, perdiéndose entre los ranchos raídos de ese pueblo perdido.

domingo, septiembre 28, 2008

Integrante: Bárbara Benitez. Curso: Lunes 17.30 a 19.30


TESTIMONIOS FISURADOS

Había en mí profundas fisuras que venían de un alma agotada por buscar inútilmente imágenes de luciérnagas encendidas en corazones apagados.
Fisuras que desde la soledad dejaban a mi cuerpo y a mi esperanzas yertos, sentados en el umbral del que parecía ser mi único destino.
Instantes tan fisurados por entregas a destratos malditos que iban cerrando las pocas hendijas abiertas después de tantas malquerencias.
Besos oscuros que fisuraban mis pasiones mientras manos hacedoras de mentiras dejaban huellas de ilusiones muertas antes de nacer.
Fisuras por recuerdos abrasivos que arrebataron de mi vida el pudor y desataron caudales inagotables de resignación.
Pese a tanta verdad fisurada y al arcano desolador que se revelaba mortal; inauditas fuerzas que salieron de no sé qué intenso sentimiento me despertaron de un querer ig-
norarlo todo.
La locura piadosa del amor del mundo bajó una noche de luna blanca y con vendajes de ternura juntó los quiebres que había desde mis pies hasta cada uno de mis cielos. Y atre-
vidamente escondió por unos meses el fanal iluminado de unos ojos que se mostraron en una última y sagrada fisura ventral por la que salió mi hija

Integrante: Elida Cristina Calabrese. Curso: Martes 14.30 a 16.30


Repiquetea el ruiseñor

En una tarde radiante, rumbo a Rosario, Rolando Ramos, con su carro de dos ruedas, arrastrado por Rocinante file compañero y compinche de aventuras, va al encuentor de Rosaura Rodríguez, conquistada con sus ojos verdes reverdes.
Sin rebenque y al trotecito dibuja rasgos en la tierra, y es el relincho que anuncia la llagada al rancho de don Ramiro Rodriguez.
Risueña, Rosaura, con su vestido rosado, cinturón rojo ajustado a la cintura, con sus lindos rizos dorados, que maravillan a Rolando. Lo recibe arrinconada en el corredor con la rigidez de una preciosa estatua.
El perro Rufián ladra encerrado en su territorio, mientras recorre con la mirada hacia arriba, el vuelo de un gorrión que arrogante salpica sus alitas en el arroyo que corre muy cercano a los campos de arroz.
Atrapado por los aromas de la cocina, que rebalsa de artesanías, abraza a su dama, ruborizado. Sobre el mantel bordado, ciruelas, frutillas, rúcula, remolachas y grandes morrones carnosos, esperan ser devorados con gusto, deleites del alma, el espíritu y apetito de cálidas sensaciones.
Sorprendidos por ruidos raros, el rum rum de afuera interrumpe Don Ramiro sin pedir permiso.
Salta felíz Rosalía, la gata celosa a los brazos de Rolando, quien sostiene un ramillete de rositas rococó rosadas. Revolotean en el aire golondrinas de primavera, mientras repiquetea el repentino murmullo del ruiseñor.
Todo es un resplandor, y así como en un cuadro que crece, llega una suave ráfaga de ilusión iluminada, en el crepúsculo de una tarde inolvidable, que siempre será recordada.

Integrante: Carlos Merlino. Curso: Lunes de 14.30 a 16.30


Rosita

Fue cuando no quiso seguir en la escuela que su madre trató de convencerla, de motivarla.
Estás en quinto grado y ya no querés estudiar más. A vos te parece. Qué vas a ser cuando crezcas.
Rosita se daba cuenta de que el reproche era justo. Todas las chicas conocidas - mal que mal - iban al cole. Pero qué le importaba a ella lo que le enseñaba la maestra. Ya sabía- lo poco que leía- leer - y ya sabía - lo poco que escribía- escribir.
Le concedía la razón a su vieja, pero a ella le gustaba vagar por ahí, pasear con la Agustina y las otras chicas por el centro de Glew. Los sábados a la tarde o los domingos le pedía a su hermano Marcos unas monedas y se iba en colectivo con las otras a Temperley, a ver vidrieras y descubrir si los chicos las miraban. También los días que faltaba al colegio - antes de dejar - agarraba la bici de su hermano y se iba a ver conocidos en el barrio. Libertad total (que le dicen), sin obligaciones.
Un vecino de la cuadra, el Ricardo, hijo de una conocida de su madre, la miraba con interés. Interés que ella, tres o cuatro años menor, retribuía. Cualquier tarde lo encararía con algún motivo inventado, y que fuera lo que Dios quiera.
Al tercer día de ausencia a la escuela la directora mandó a buscar a su madre. Le dio a entender que los doscientos pesos mensuales que cobraba de la Municipalidad le serían retirados si Rosita dejaba la escuela. La Nelly habló con su hija. Le explicó lo de la amenaza de la directora y le rogó que retomara el estudio, que sinó perjudicaría a la familia. De muy mala gana Rosita se dio cuenta que no le quedaba salida. Había plata de por medio y la necesitaban.
Cuando finalizaron las clases, y próxima a cumplir doce años, Rosita se vio obligada a hablar con su madre: se había acostado con el Ricardo en la pieza de él, en su casa. Ahora no sabía, - aunque parecía que sí - si estaba embarazada. Lo que sí cuidó de decirlo - que si estaba encianta zafaría de ir al sexto grado y a su vieja le seguirían dando los doscientos mensuales.

Integrante: Diana Kempfert - Curso: Martes de 17.30 a 19.30


La Feria


Dedicado a mi suegro


Hoy la mamá nos llevó a la feria de Simoca. El papi habia acabado de cobrar el jornalito, que ya ni papa ni mandioca quedaban. Ni yerba quedaba y, yo no, pero los chiquitos lloraban de noche cuando no hay.
A mí me gusta la Feria porque entonces la mamá me deja arriar el burro porque soy el mayor. Nube es mi burro y yo lo quiero, aunque no es muy entendido. Al Nube se lo regaló el patrón al papá cuando yo nací. Dicen que se echaba cerquita de mí cuando hacía frío y así dormíamos los dos. Por eso es como mi hermano.
A veces, cuando la mamá se enoja me dice que soy burro como él.
Una vez teníamos que ir donde el papá que tenía un trabajo en la Ciudad. Habíamos de tomar el tren de la tarde. Cargamos a los chiquitos con las mantas y los morrales sobre mi burrito. Pero él, acostumbrado como está a tomar el otro camino, el que va a la ladera del cerro a pastar, no quería ir a la estación.
Cuando llegamos el tren se había ido y hubimos de tomar el de la noche.
Pero el papá pensó que veníamos al otro día y se fue.
Hubimos de pasar la madrugada y el día en la estación y gracias a Dios y a la Virgencita que el hombre de ahí nos dijo que el papá nos había estado esperando y nos dió lugar donde quedarnos, en la sala de espera.
Así de poco entendido es el Nube.
Así de bruto soy yo para las cuentas y la lectura. Sí me gusta la geografía y las ciencias naturales.
El profesor Marcos dice que soy inteligente. Una vez, cuando yo no iba a la escuela, vino a casa. Estuvo charlando con la mami y al otro día me trajo un par de zapatillas y juntos andamos hasta el colegio.
En el camino, me fue conversando de muchas cosas: hay un país donde las calles son de agua y la gente cruza en botes. El estuvo. Hay otro que las vacas andan por la calle como si fueran perros y nadie las carnea para el asador.
Me preguntó qué que quería ser yo de grande y le dije que no sé, pero ahora creo que me gustaría ser como él y leer libros con dibujos de pintores como él me mostró.
En el colegio hice amigos. Mi mejor amigo es el Ramón, el hijo del almacenero. El papá habla mal de su papá, sobre todo cuando anda picado, pero a mí no me importa.
También más antes de ayer me agarré a las piñas con los mellizos del Cándido, que le andaban molestando a la Iona.
Me dieron una buena y encima, cuando llegué a casa con la camisa rota hube de ligar de nuevo. Igual, no me importó. La Iona siempre es buena conmigo y me convida pasteles de batata que le hace su abuela. Ella sí ya escribe de corrido y siempre levanta la mano primera.
Cuando nos separaron sus ojos me miraban llenos de estrellas.
Ella también estaba en la feria, pero cuando me vio agachó la cabez y se puso colorada. Es porque su mamá estaba al ladito y no la deja hablar con los changos.
A lo lejos via la profesor Marcos. Estaba comiendo una empanada frita. Cuando me vio me llamó y yo, que estaba luchando con una gallina bastante enrevesada, dejó todo y me abrí paso donde él como pude. Olía a aster iave que es un perfume muy lindo que se compra en Buenos Aires, nos contó.
Sin decirme nada, me dio la carta de la Iona.
¿Querés ser mi novio? - decía con su letra parejita.
¡La pucha que vale haber aprendido lectura!

Integrante: Héctor Di Bello . Curso: Lunes 14.30 a 16.30


Diálogos

Apenas los ví, despertaron mi curiosidad. A tal punto que entré al café para sentarme a la mesa de al lado de la de ellos y escuchar su conversación. No había terminado de acomodarme en la silla cuando me enteré dle nombre del chico.
Pará Boludo, le dijo ella. María, dejame hablar, contestó Boludo, el de acá a dos cuadras no debe ser caro, pagamos la mitad cada uno.
Boludo insistió, dale María, vos andás de guita mejor que yo.
María empezó a aflojar, abrió su carterita, revolvió por un instante y mirándolo a los ojos, resignadamente, le dijo: bueno, vamos.
Tomaron sus cosas y se dispusieron a partir.
Acentuada mi curiosidad, llamé al mozo para pagar, urgente, y seguirlos. El mozo que no venía. Y que no vino.
Desaparecieron de mi vista. Me quedé triste, sin saber de qué hablaban.
Al levantar la mirada vi a una morocha que estaba sentada a la mesa del fondo. Intercambiamos una sonrisa, a la vez invitación. Evidentemente estaba laburando. Me levanté para ubicarme en su mesa. En el trayecto, pagué mi café y el de ella. No te confundas, no soy una de esas, lo hago porque tengo a mi hijito enfermo. En seguida nos pusimos de acuerdo, cerramos en cincuenta.
Vamos, me dijo, el de acá a dos cuadras no debe de ser caro.

Integrante: Isabel Linden. Curso: Lunes de 14.30 a 16.30


El tren y la plaza

El tren atravesaba un campo triste, amarillento, iluminado por el sol. Ondulaban en el cielo los árboles y las nubes. Los pinos surgían tras las ventanillas. El humo de la máquina ennegrecía el cielo.
El viento doblé hacia el este y el cielo se cubrió de nubes redondas, infladas y llenas de agua. Cuando salga el sol se pondrán rojas y lloverá y lloverá y lloverá hasta que pare.
La estación tenía una plaza y la plaza tenía una reja que impedía el acceso y los chicos en los juegos parecían monitos saltando de rama en rama. Todo era inverosímil. El color de la tarde gris, mohosa, con una casi garúa. Neblina.
A pesar de todo, los chicos jugaban y se ponían de acuerdo. A veces peleaban. En medio de todo ese ruido se escuchaba, cuando cerraba el semáforo, el chirrido del freno de un colectivo que no pudo pasar en verde.

Integrante: Marta Viñas. Curso: Martes 17.30 a 19.30 hs


TRI-TRI

Traía el mismo traje trucho que le había regalado la Trini para el cumplesaño número treinta y trés. Cuando Traverso lo vio, tragó saliva ¿Dónde vas Tri.tri con ese trajedia? Voy al Tropezón, me dijeron que toca Troilo - tomátelas, no podés ir así, las minas no te van a dar bola, te van a triturar, pero ¿Qué decís? yo las atraigo así nomás, las convido con un trago y con el primer tango las dejo transtornadas, las transo bien y después me las llevo al trailer que lo tengo estacionado en la calle Tronador. Quedate tranquilo. Sabés como las conozco, a la final son todas trotacalles.
Bueno, me voy Traverso, trancá bien la puerta no sea que cuando vuelva te encuentre traspasado por el tramontina de algún traba trasnochado.

Integrante: Alicia Zarza. Curso: Martes 14.30 a 16.30 hs


Katy

Katy es kastaña, de ojos kafé tiene la kara lavada y kabeza tapada, kakarea kada mañana y es loka como una kabra. Siempre kamina katorce kuadras, vestida con kapa, kapucha y kalzas de lana kolor kaki. Es kaprichosa y kapaz de kualkier kosa. No tiene karisma, no es kariñosa ni karikativa. Kome karne y kalabaza hasta el kansancio.
Mi nombre es Karlos y es un karma estar kasado kon Katy.

Integrante: Adriana Páez Montero - Curso: Lunes de 17.30 a 19.30 hs


Llueve sobre la ciudad silenciosa
los patios con baldosas blancas y negras
las canchas de golf
las villas miserias.

Llueve sobre los estadios de fútbol vacíos
los trentes repletos
los chicos que corren
los ancianos con bastón.

Llueve sobre el cirujano que corta al paciente
el peluquero que corta el pelo del cliente
el mozo que corta el café
la mujer fatal que corta el aliento.

Llueve sobre los aviones de guerra volando
los nidos entre las ramas
las cartas de amor no mandadas
las palabras de perdón no dichas.

Llueve sobre los hombres que hacen su trabajo
los banqueros que hacen dinero
las parejas que hacen el amor
los poetas que hacen canciones.

Llueve sobre las mujeres que hacen el almuerzo
las que bailan en televisión
las que se depilan las piernas
las que leen cuentos a sus niños pequeños.

Llueve sobre las ilusiones rotas
los sueños cumplidos
los comerciantes mezquinos
los corazones que cantan.

miércoles, junio 11, 2008

Disparando preguntas y frases

Escribimos preguntas, frases hechas, las hacemos contar una historia, como estos breves relatos de Marta Viñas

¿ME QUIERE MUCHO, POQUITO O NADA.?

Don Saulo la vio venir cabizbaja. ¿que le anda pasando Eulalia? Nada Tata. ¿ Y que anda haciendo con esos pétalos en la mano, anduvo deshojando margaritas?. Sabe, me parece que mi negrito anda con otra , me ha estado esquivando y se va del pueblo muy seguido, el dice que es porque se quiere conchabar en lo de Almada, ¿vió el que junta gente para la cosecha de la papa?, bueno ese, pero no estoy segura, me anda engañando el muy ladino.¿Y usted cree que la margarita le va a contestar ? Mire m'hija, por la cara veo que le ha salido, nada. A veces las flores no están de humor, son como las mujeres, no se me enoje pero a los hombres no nos gusta que se nos persiga y nos acosen con preguntas que a veces no tienen respuesta, menos que lo mandoneen como usté lo hace con el pobre Pedro, yo sé que la rispeta y la quiere bien y si va a ir a la cosecha es pá darle a usté esos gustos medios raros que ha traído de la ciudad, una radio grabadora cuesta cara, ¡habrase visto con sus pedidos! El hombre está agobiado, a ver si se deja de pavadas y se pone a trabajar un poco más en la casa, después agarre otra margarita
y va a ver que tiene más suerte.

¿QUE SENTISTE AL ENGAÑARME ?

Me sentí realizada. Ni diez años de psicoanálisis van a sacarte la idea de que a un hombre tan importante como vos, lo haya podido cagar una minita como yo ¡sí, minita! ¿no es lo que le decías a tus amigos? Te juego una apuesta que a la minita esa la pongo de cubito dorsal y después le hago pagar el telo.

Nunca te imaginaste encontrarte a una mujer,una mujer que te empezó a gustar, que te empezó a entrar por otro lado.No sé si le contaste a tus amigos que además del telo de aquel primer dia, pagaste la siompe por varios meses, las pilchas y el pasaje para irme a Tucumán porque mi vieja moría.

¡Mi vida, tengo mas años de calle que el cartonero Báez, chau tesoro, vos si que sos un cuatro de copas.

Cursos 2008

Como todos los años, iniciamos este blog con algunas palabras motivadoras, extraídas de escritores o colegas : "Quien escribe construye con palabras una casa propia donde habitar, que, no pocas veces, protege de los materiales corrosivos del tiempo. Por otra parte, siempre estamos aprendiendo a escribir, y es en ese sentido que el proceso de alfabetización no se agota nunca, ya que la escritura es un trabajo arduo que requiere, entre otras cosas, la búsqueda permanente de palabras y modos de decir. Y la escritura es, también, un camino hacia la comprensión. Quien escribe necesariamente ampliará su conocimiento de los otros y también de si mismo. El ejercicio de escribir, al ponernos en el cuerpo y la voz de otro, nos hace más sensibles, nos permite conocer otras ideas, despejarnos de prejuicios que suelen impedirnos la riqueza de pensamientos. Al escribir tenemos la posibilidad de revisar los conceptos cristalizados por los que, no pocas veces, permanecemos estancados en un conflicto." Angela Pradelli, Libro de lectura, emecé ensayo.