viernes, septiembre 01, 2006

Integrante: Flora Levi, Texto: La Panza; Curso: Martes de 14.30 a 16.30 hs

La Panza

Me duele la panza, si le cuento a mi mamá, le cuenta a la abuela y la abuela aparece con la enema, ese tarro de pintas, blancas y negras, que le sale esa manguera enorme rayada que termina en esa enorme punta negra. No, mejor me voy al cole y le digo a la maestra, seguro me da ese licor tan rico y se me pasa, ¡SI Prefiero! Aunque me tenga que aguantar a la directora, seguro que empieza, !Pedro, qué habrás comido! ¿Tu mamá te mandó así ? ¿le habrás contado a tú mamá? ¿Verdad...? ¡Yo la hago rabiar! No, no me dolía en casa, cuando comí las galletitas duras que me dio, seño, !vió! esas que el otro día le rompieron un diente a Juan y Juan lloraba y lloraba, por que los ratones no le iban a dejar plata, por que el diente no se le había caído solo, ahí, después de las galle es que me empezó a doler, ya la veo, me va a mirar con esa cara que tiene, cuando ella pone esa cara de loca, ¡que fea es,! todo el barrio lo dice, mi mamá también dice, ¡ es mas fea que un búho,! ¿cómo serán los búhos?
Bueno, si tengo suerte no me va a doler más, espero que toque la campana para el recreo y listo.
¡Hay, cada rato me duele más, !ups¡ se me escapó uno; cuando estoy en casa y a mi se me escapa la palabrita, la abuela dice, estos chicos, se dice flatu no sé qué, y mi papá se ríe, sí a usted también se lo digo ya somos grandes, es un asqueroso, mi mamá hace que sí con la cabeza ¿Será que la mujeres no se tiran pedos?
¿Qué elijo, la enema o la directora? Mejor la directora.
¡ufa¡ que mal me siento.
La seño está enojada, pero no me aguanto más, --señorita Luisa, me duele mucho la panza, --sí estás muy pálido, vení, vamos a la dirección.-- -- Estaba acostado cuando me desperté, era una pieza toda blanca, abrí bien los ojos, mi mamá me acariciaba la frente,--como estás chiquito, ¿te duele?, le quería decir que no, pero las palabras no me salían, le gritaba, pero no me oían,--- no hables, no hables, descansa, dormí---
Pronto me puse bien, ya sabía que estaba en el hospital, estaba entusiasmado, me iban a llevar en ambulancia, las veía pasar, o la sentía , nunca sabía si eran los bomberos o la poli, fue divertido, aunque me dolió un poco cuando me pusieron en esa camilla tan dura, y también me dio un poco de miedo, pero el chofer me hacía chistes, y para calmarme me mostró como sonaba la sirena, fue algo que nunca me voy a olvidar, cuando se los cuente a los chicos, capaz que ni me creen. Llegamos a casa, me metieron en la cama, la abuela había preparado caldo con fideos de ángel, y manzana asada, todo para mí. Mi hermana lloraba, no sé por qué.
Cuando volví al colegio, todos los chicos me preguntaban, ¿como estás? ¿te dolió? ¡Vino hasta la directora! que me pareció más linda, yo me levantaba la ropa y les mostraba muy orgulloso la cicatriz.
Por un tiempo fui el rey de la apendicitis.

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