lunes, agosto 14, 2006

Integrante: Fernando Falcone, Texto; Jitanjáfora/ Integrante: Carlos Merlino, Jitanjáfora y no Curso: Martes 14.30 a 16.30 hs.



Lo que me gusta es que desde aquí se puede ver todo. El principio del bosque, al costado las montañas y mas allá la pequeña aldea.
Si, es la mejor vista que se puede tener.
¿Y usted viene siempre aquí?
A veces, cuando tengo que hacer mi entrega mensual de correspondencia.
Y dígame. ¿Es cierto lo que cuentan de estas tierras? Porque yo nunca he cruzado la línea de postes que delimitan la zona.
Si usted se refiere al idioma de los habitantes, si, efectivamente es cierto. Ellos no tienen un idioma fijo pero se entienden. Venga vamos bajando y se va a ir dando cuenta.
Lo del idioma lo entiendo pero lo que se comenta es que con solo cruzar la entrada del pueblo, uno ya empieza a hablar como ellos.
Y, mas o menos. Acompáñeme, es este camino de tierra rojiza.
Como le decía. Es un poco mas lento, uno aprende gradualmente, no sucede de modo tajante sino que el cambio se produce a lo largo de algunos metros.
Pero es imposible, yo no se como hacerlo. Imagínese como voy a...
No se preocupe. Esta es la entrada, usted camine al lado mío y tranquilájese.
¿Cómo dice? A, ya lo entiendo.
Usted me esta infusando que me refloje mas y me dormise un poco.
Perfósicamente amigo. ¿Se da cuenta?
Esto es mayóricamente más flásico de lo que se interposa la gente.
Glago so mis tonso. Ye crosiono muglo iportífero das miglo porso.

Jitanjáfora y no


UNO

El se acercó, mulífico, y la tiranizó con la mirada. Ella hacía como que finiquitaba su pepita, pero en realidad lo inciensizaba de refilón.
El se sentó a su vera efigie, anormalizado ante la posibilidad del arrigoboito. Cuando el mozo lo .esgunfió, le dijo: "lo mismo que está usurpando la quiaca", Ella se dio vuelta y con una gran anatema lo santificó: "¿Usted me atribula?". El se horripiló y sacando un masterito pensó: "ya precipitó". Después, sintiéndose más idealizado la encaró de costalete: "¿Perdoname, vos fustigás?”.

DOS

El tipo estaba parado en el centro del cuarto, -un living no muy grande - apoyado de espaldas contra el aparador. Hablaba como dando clase, aunque parecía darse cuenta de eso y cada tamo metía una broma, algún chiste.
Habían contratado a un mozo, que aparecía cada tanto con bandejas de bebidas y sánguches y saladitos, y el otro, aunque estaba embalado con el relato, cuando aquel pasaba le decía "venga che, perdone", y tomaba de la bandeja un vaso, o algo para comer. Su mujer, sentada en una silla a un costado de donde estaba él, lo miraba con cara seria. Parecía desear que se callara, que la terminara pronto. Pero se notaba que a él le gustaba ser el centro de atención. Era amigo de Juan, el anfitrión, y Juan lo contemplaba y escuchaba embobado, le parecía que todo lo que decía el otro era de primera. "Perdone, che", volvió a pedir, y se quedó con un vaso de güisqui en la mano izquierda, se veía que era zurdo.
Eran casi las doce y había algunos que, pensando en irse, esperaban que terminara. El otro seguía: “Claro, la mujer confiaba en que el otro le diría de salir de allí junto." Miró a su mujer y dijo, levantando el vaso con la zurda,”Salud, querida", y se mandó otro trago. Su cara ya estaba enrojeciendo. Prosiguió: "Bueno, para ir acabando con lo que les cuento, el hombre no se animaba a tirarse porque temía el rechazo, no le gustaba. la cuestión, fue que la mujer, cansada de esperar, se levantó y se fue, con bastante bronca.¡Qué rico tipo!", exclamó, y detuvo al mozo con un "el último, che", y agarró uno de pan negro y jamón crudo. Varios se rieron por cortesía, y todos se fueron levantando de sus asientos.
Su mujer y Juan se acercaron: ¿ Vas a poder manejar?, preguntó ella." Linda la anécdota", le dijo Juan. "Si querida, y sino manejás vos", le contestó. Y a Juan "Es Que de estos tipos hay a montones. Mucho apronte y después fiasco total, bah,..” Terminó la bebida, ya sin hielo , y preguntó " ¿Mi saco?, "."Acá está", le dijo ella, "Vamos” De a poco fueron saliendo todos. Y Juan bajó para abrir la puerta de calle.
A los diez minutos volvió y mirando las mesas con los restos de comida, bebida y colillas de cigarrillos le dijo al mozo que esperaba: "A ver si terminamos en media hora que mañana es lunes, y hay que levantarse temprano"